diumenge, 27 de gener del 2008

REYES Y CIUDADANOS: LOS ORIGENES DE ROMA

 

La leyenda ha fijado la fundación de Roma en el año 753 a.C., según los cálculos de Varrón, si bien la realidad es que surge tras un largo proceso de integración de las aldeas primitivas (pagi). El primer régimen político conocido de Roma es la Monarquía, que se fundamenta en tres órganos: rey, senado y comicios. Este sistema desaparecerá en el año 509 a.C. con la expulsión del último rey etrusco y con su sustitución por dos magistrados anuales, los cónsules, iniciándose así el período republicano.
Roma se configura, pues, como una ciudad-estado, una civitas, entendiendo como tal “un agrupamiento de hombres libres, establecidos sobre un pequeño territorio, todos ellos dispuestos a defenderlo contra cualquier ingerencia extraña y conjuntamente participes de las decisiones que importan al interés común”, según lo define Juan Iglesias, catedrático de Derecho Romano.
La tradición reconoce durante este período siete reyes, cuatro de origen latino y tres de origen etrusco. El primer rey de origen latino sería Rómulo, descendiente de Eneas y mítico fundador de la ciudad conjuntamente con su hermano Remo, al que mata. Gobierna con un corregente Tito Tacio, rey de los sabinos.
A continuación nos encontramos con Numa Pompilio, sabino, y que desarrolla una gran actividad legisladora. Como tercer rey tenemos a Tulo Hostilio, destructor de Alba Longa y con él que Roma empieza a erigirse como potencia local. Le sigue Anco Marcio y con él se da un periodo pacifico, en el que destaca la construcción del pons Sublicius y el puerto de Ostia. Es el último rey latino-sabino.
Con el fin de los reyes latinos llegan los etruscos. Tarquinio Prisco es el primero, al que sigue Servio Tulio, reformador del ejército. Y finalmente, y como último rey Tarquinio el Soberbio, rey déspota. Por su forma de gobernar se produjo contra él un levantamiento popular, dirigido por la nobleza, y que condujo a la instauración de un nuevo sistema político, la República.
Reyes de por vida
El Rey era un personaje único y vitalicio, primero escogido de forma electiva y posteriormente hereditaria.
Al rey le correspondía el culto a los dioses, facultad que ejercía presidiendo los sacrificios; tomaba los auspicios; fijaba el calendario determinando que días eras fastos y cuales nefastos; ostentaba el mando supremo militar; dirigía la política interior y exterior; convocaba al pueblo y al Senado; y finalmente administraba justicia.
El rey nombraba como delegados de su poder a una serie de cargos: los duoviri perduellionis, que juzgaban delitos de alta traición; los quaestores parricidii, especializados en casos de parricidio; el praefectus urbi, que sustituía al rey cuando se ausentaba de Roma; el magíster equitum, que era su jefe de caballería; el magíster populi, jefe de infantería; y los tribuna celerum, los comandantes de la caballería de élite y de la guardia imperial.
Por su parte, el Senado era, en origen, la asamblea de los jefes de las familias o gentes (patres), formada por los mayores (senex). La denominación del Senado perduró durante todas la Historia de Roma. Todavía hoy se utiliza en muchas asambleas legislativas.
Inicialmente estaba formada por 100 senadores, llegando a tener antes de la instauración de la República unos 300 miembros.
En la época monárquica, el Senado ejercía el interregnum. Al ser, en principio, un sistema electivo, al fallecimiento del rey se habría un periodo de transitoriedad hasta el nombramiento del nuevo sucesor. El Senado se hacía cargo del gobierno, escogiéndose un Senador (interrex) cada cinco días para ejercer el poder, trasmitiéndolo al finalizar este período a otro miembro del Senado, también por cinco días, y así sucesivamente hasta que se elegía al nuevo rey.
La función del Senado consistía en el asesoramiento al rey, ejerciendo su autoridad moral, y la ratificación de las decisiones de la asamblea popular, los comitia.
El papel del pueblo
La organización social de la civitas romana, en su origen, se fundamento en la familiae, entendida como grupos familiares formados por personas, animales, fundos y aperos de trabajo. Todo ello se encontraba bajo el gobierno de un paterfamilias. La agrupación de diversas familias daría lugar a una gens.
La asociación de grupos de gentes y familiae da lugar al nacimiento de las tribus. La división en tribus de la sociedad romana se considera realizada por Rómulo y fueron tres al principio: Rammes, Tities y Luceres. No se tiene muy claro las bases de creación de cada una de ellas, si fueron por motivos territoriales, o por dependencia a determinados reyes.
La agrupación de las tribus en diferentes asambleas dio lugar al nacimiento de los Comicios. Uno de ellos, los comitia curiata estaba compuesta por 30 curias, 10 por cada tribu. En su origen tenía como fin proporcionar miembros al ejército: 300 jinetes de caballería y 3.000 soldados de infantería. Estaban presidiadas por el rey y cada curia tenía un voto. Expresaban su parecer sobre las consultas que les realizaba el rey.
Los comicios curiados tenía también funciones relacionadas con el derecho de familia y la organización de la familia y de la gens. Así, ante las curias que actuaban como testigos, el paterfamilias otorgaba testamento, designaba sucesor y realizaba adopciones; ante las curias realizaba la detestatio sacrorum que era la renuncia al culto familiar, también la cooptatio o adopción de una nueva gens; o al contrario la adrogatio o sometimiento de una familia a la potestad de otra familia.
Otro tipo de comicios eran los centuriados. Tito Livio y Dionisio de Halicarnaso, atribuyen al rey Servio Tulio la creación de los comitia centuriata que eran una asamblea formada por diversas unidades independientes de 100 personas cada una. Si bien con el tiempo varió el número, se respeto el nombre. En un principio estaba compuesta por 93 centurias y tenía cada una de ellas un voto.
La adscripción de una persona a una centuria no dependía de la pertenencia a determinada familia o gens. El motivo de la inclusión en una u otras centuria era, al menos en los primeros tiempos, la capacidad de costarse una armadura. Posteriormente este criterio varió, pasando a ser la piedra de toque la riqueza personal
Funciones terrenas para hombres divinos.
El progresivo crecimiento de Roma fue complicando tanto la labor del rey, que se estableció la delegación de ciertas funciones en corporaciones presididas por el monarca. Así es como, a lo largo de los siglos, surgieron los colegios pontificales, que tuvieron las siguientes características.
Pontífices
El rey Numa es su creador. Los pontífices eran cargos vitalicios y en un principio eran tres. Hay diversas teorías sobre el origen de su nombre. Según Varrón su nombre deriva de su competencia para hacer puentes (pontes facere) y la confirmaría por el hecho de el colegio tenía la custodia del Pons Sublicius. Otros autores mantienen que su origen está en la relación que mantienen los pontífices con los dioses más poderosos (posse et facere).
Los pontifices se reunían en la Regia, un edificio situado en el foro y era donde tenía su residencia el Pontifice maximus, la principal autoridad en la interpretación de las normas del ius pontificale, es decir, el conocimiento del derecho. Era el máximo intérprete de las normas y señalaba los ritos a seguir y las formulas a aplicar. Su obligación era hacer cumplir las normas establecidas por los dioses (fas) y rechazar lo prohibido (nefas).
También, a partir de mediados de la república, publican anualmente los Annales Maximi, que describían los acontecimientos sucedidos cada año.
Finalmente, eran los encargados de fijar el calendario, estableciendo los días fasti que eran propicios a los dioses y se podía impartir justicia y hacer negocios, y los nefasti, cuando no se podían hacer estas actuaciones.
Augures
Su origen se remonta al propio Rómulo y eran los encargados de conocer e interpretar la voluntad de los dioses. Tenían carácter vitalicio y en principio eran tres aunque con el paso de tiempo fueron aumentando en número. Ningún acto importante que afectase a la vida pública (designación del rey, elección de magistraturas, declaración de guerra, etc) se realizaba sin previamente haber consultado a lo augures.
Estos utilizan diversas técnicas como la caelestia auspicia, estudio de alteraciones atmosféricas; tripudia auspicia, estudio de alimentos ingeridos y dirección del vuelo de las aves; exta auspicia, análisis de vísceras de animales.
Feciales
Se trataba de un colegio sacerdotal que se ocupaba de materias relacionadas con la política exterior y debían participar necesariamente en los ritos previos al inicio de un enfrentamiento armado (ius fetiale), o en la firma de tratados de paz. De carácter vitalicio y 20 era el número de sacerdotes que lo componían.
Los ritos para iniciar la guerra estaban totalmente regulados y antes del inicio de cualquier conflicto armado, debía proponerse un acuerdo por medio de una comisión negociadora y si este no era aceptado, mediante el lanzamiento de una lanza sobre territorio extranjero, se iniciaban las hostilidades.
Vestales
Colegio femenino, rendía culto a la diosa del fuego Vesta. La llama del templo debía permanecer siempre encendida. Las vestales, en número de seis, eran elegidas por sorteo y debían observar el voto de castidad durante todo el período de sacerdocio que era de 30 años. En el supuesto de incumplirlo el castigo era ser sepultadas vivas.
La presidenta del colegio era la Virgo Vestalis Maxima, tenían derecho a desplazarse escoltadas por lictores y no estaban sujetas a patria potestad. Al finalizar el término del sacerdocio quedaban libres y podían contraer matrimonio.
Flámines
Eran sacerdotes que se consagraban a un dios determinado y no actuaban colegiadamente. Había tres mayores y doce menores. Los primeros y más importantes eran el flamen dialis, sacerdotes de Júpiter, el flamen martialis, sacerdote de Marte, y el flamen quirinalis, sacerdote de Quirino.
Viri sacrorum
Fue el colegio sacerdotal que asumió la custodia de lo libros sibilino, procedentes de Cumas. Solo podían ser consultados en contadas ocasiones y únicamente a requerimiento del Senado.