Este yacimiento, conocido ya desde principios del siglo XX gracias a las primeras excavaciones de 1912-1916 y 1931-1949, ha sido últimamente, y después de muchos años de olvido, objeto de diversas intervenciones arqueológicas entre 2002 y 2006. Estas han aportado nuevos datos estratigráficas e informaciones científicas que permiten completar el conocimiento del yacimiento después de noventa años.
En esta línea, hay bastante bibliografía sobre el yacimiento romano, con algunos estudios de los historiadores locales ya desde finales del siglo XIX en que se dio a conocer el yacimiento. Será especialmente a partir de la década de los años cincuenta del siglo XX, tras las excavaciones de Joan Vila Cinca (1912-1916) y Vicenç Renom (1931-1949), que se generan estudios más especializados e interpretaciones históricas del conjunto. Estas interpretaciones estarán enfocadas en la identificación y asociación de los restos romanes de la Salud con la Arragonem mansio de la Vía Augusta. Ya en la década de los años 1970-1980 tenemos una serie de trabajos especializados centrados en el estudio concreto de determinados materiales arqueológicos del yacimiento como las cerámicas sigilo instaladas hispánicas y las ánforas.
Así pues, las diversas excavaciones arqueológicas realizadas en el entorno del santuario de la Virgen de la Salud, han testimoniado la existencia de un importante yacimiento de época romana, identificado como una villa de tipo rural. Sin embargo, aunque el conocimiento que tenemos de esta villa es bastante completo, gran parte del yacimiento permanece aún por excavar.
Esta villa sabemos que fue fundada en época republicana hacia la primera mitad del siglo I aC sobre un asentamiento ibérico precedente, y parece que perduró hasta finales del siglo II dC o inicios del siglo III dC. De esta destaca una considerable pars rustica, dedicada a la producción y comercialización de vino layetano, con una amplia área de almacén con sesenta Dolio, un gran horno de producción de ánforas tarraconenses del tipo Laietana 1 y tres hornos más de cerámica común y sigilo-instaladas hispánica.
Asimismo, también destacan los restos de la pars urbana o residencial, de la que podemos identificar un área de baños con presencia de una gran piscina central o natatio y dos piscinas más pequeñas de casi dos metros de profundidad, conectadas por un canal principal de desagüe de más de 15 metros de longitud. Por otra parte, destaca una estancia pavimentada con un mosaico de teselas blancas y negras con la figura de Neptuno acompañado de una sirena o tritonessa, y con un zócalo de aplacados de mármol en las paredes. Toda esta obra forma un conjunto constructivamente unitario construido en un mismo momento, entre finales del siglo I aC. y principios del I dC., después de preparar el lugar y efectuar varios nivelaciones de tierras. Asimismo, hay que tener en consideración el hallazgo, durante las diferentes intervenciones arqueológicas, de restos de suspensura, pilae, tubular y tegula Mamata, esparcidas por toda el área del yacimiento y en especial en las proximidades de la hospedería. Todos estos elementos están estrechamente relacionados con los pavimentos sobreelevados y el sistema de calefacción subterránea (hypocaustum) de las termas, y nos permiten confirmar realmente la existencia de unos baños en la villa de la Salud.
Este centro productor y residencial de la villa romana de la Salud es posible relacionarlo con el paso de la Vía Augusta por este lugar e, incluso, atribuir a una de las paradas de su recorrido, la Mansio Arragonem, que aparece mencionada en los itineraria de vasos Apolinares de Vicarello (Italia) que se pueden datar hacia el cambio de era, así como en otras fuentes itineraries romanes.
Así, una vez analizados todos los datos y las informaciones existentes al respecto, creemos que esta asociación entre el asentamiento romano de la Salud y la Arragonen mansio de la Vía Augusta, está suficientemente contrastada. Por un lado, por la misma evidencia y entidad de los restos romanes y, ya de forma totalmente concluyente, por la existencia de la numerosa documentación escrita altomedieval y la toponimia. De esta manera, es del todo significativa la perdurabilidad y la fosilización del topónimo antiguo Arraona en el mismo lugar concreto de su emplazamiento geográfico.
Así ha sido posible rastrear en los documentos de época altomedieval las diferentes citas en el término de Arraona (949, termino Arraone y 961, termine de Arrahona) y las dos entidades de poder feudal, el castillo de Arraona (1049, castrum de Arrahona) y la parroquia de Arraona (1007, parroquia de Rahon y 1024 la parroechia S. Felici de Arrahona), e identificarse con sus correspondientes emplazamientos físicos, los que se encuentran rodeando el punto central de la villa romana de la Salud.
(Para más información ver la pàgina web de la Oficina del Patrimonio del Ayuntamiento de Sabadell)